El poder de las palabras

Mar 1, 2018

Tenemos la responsabilidad de ser conscientes del poder de las palabras, especialmente cuando estamos hablando de otras personas a través de grupos comunitarios

Camilo Camargo - Rector

Hace muchos años, el Padre Alfonso Llano escribió un artículo en El Tiempo que me marcó. En ese artículo, el padre contaba una historia sobre un maestro que estaba hablando en un auditorio sobre el poder de las palabras cuando uno de los asistentes le dijo “Lo que usted dice no tiene ningún valor”. El maestro lo oyó con atención y poco después de que el asistente terminara su intervención le gritó con mucha fuerza “¡Cállate y siéntate, estúpido idiota!” El asistente se llenó de furia y empezó a responder airadamente y el maestro lo interrumpió y le dijo: “Perdone caballero, le he ofendido y le pido perdón; acepte mis más sinceras excusas y sepa que respeto su opinión, aunque estemos en desacuerdo”. El señor se calmó y le respondió al maestro: “Le entiendo, y también le pido disculpas y acepto que la diferencia de opiniones no debe servir para pelear, sino para mirar otras opciones”. A esto, el maestro le sonrió y respondió: “Perdone usted que haya sido de esta manera, pero así hemos visto todos del modo más claro, el gran poder de las palabras, con unas pocas palabras le exalté y con otras pocas le calmé”.

Recuerdo que el padre hacía una reflexión en su artículo sobre la huella indeleble que dejaban las palabras, con un efecto positivo o negativo. En esa época, llevé el artículo impreso a mis estudiantes de octavo, de quien era el director de grupo, y tuvimos una larga conversación sobre el impacto que tiene lo que decimos y cómo lo decimos. Esto fue hace más de 15 años, cuando no existía el celular inteligente y mucho menos Whatsapp, Twitter o Facebook. La conversación sobre el poder de las palabras en esa época se dirigía a interacciones cara a cara, donde se podían ver las reacciones que causaban lo que decíamos.

Pero todo ha cambiado. La dinámica de la comunicación de hoy en día es muy diferente y el impacto es inmediato y a gran escala. Una frase en Twitter o Facebook puede llegar de manera instantánea a millones de personas con un impacto gigante. Una intervención en Whatsapp puede llegar a todo un grupo y construir o herir. El problema es que a veces olvidamos que le estamos hablando a los cincuenta papás y mamás del salón, o a miles a través de redes sociales.

Con nuestros estudiantes trabajamos mucho en pensar antes de hablar y también de tener en cuenta la audiencia a la cual nos estamos dirigiendo. También les trabajamos en cómo identificar los efectos de las palabras y la dificultad de reparar los daños que pueden hacerse con ellas. Les cuestionamos si harían el mismo comentario que hicieron en Facebook, en vivo con la audiencia de 50 o 100 personas mirándolos a la cara, y la mayoría de las veces nos dicen que no.

La tecnología claramente trae muchas cosas buenas. También tiene sus aspectos negativos, por ejemplo algunos grupos de Whatsapp han causado grandes inconvenientes cuando no se usan apropiadamente. Una intervención “inocente” en éstos cuestionando a un profesor, comentando sobre un estudiante o criticando a otro padre de familia tiene un impacto gigante en nuestra comunidad. De igual manera, esta herramienta puede enfocarse a que un grupo se encuentre para ayudar a una familia con necesidad.

El Colegio estableció hace un par de años, un decálogo de principios para el buen uso de los grupos de Whatsapp. El objetivo de este decálogo es tener unos elementos en común que guíen las interacciones que tenemos como comunidad en dichos grupos. En muchas ocasiones, los grupos son usados apropiada y constructivamente. En muchas otras ocasiones son usados de manera negativa, afectando a miembros de nuestra comunidad.

Hace poco, una mamá me comentaba que usar el Whatsapp era su forma de expresar su inconformidad sobre ciertos aspectos del Colegio. Hice una reflexión similar a la que hago acá, sobre el poder y efecto de sus palabras y la invité a ella, al igual que los invito a todos, a usar los canales regulares establecidos en el Colegio, para expresar inquietudes, preocupaciones o felicitaciones. Los profesores, directores de grupo, consejeros, directores de sección y yo estamos abiertos a recibir a cualquier miembro de la comunidad que quiera hablar con nosotros. Esta comunidad la construimos todos y el diálogo es fundamental en ese proceso.

Cómo saben, este año estamos trabajando como comunidad el valor de la responsabilidad. Tenemos la responsabilidad de ser conscientes del poder de las palabras, especialmente cuando estamos hablando de otras personas a través de grupos comunitarios de Whatsapp. También tenemos la responsabilidad de preguntar y de comunicar nuestras preocupaciones sobre el Colegio usando los canales regulares, establecidos para que podamos construir nuestra comunidad en conjunto.

A partir de marzo, estaré abriendo un espacio informal de comunicación que llamaremos “Café con el Rector”. El objetivo de este espacio es generar una oportunidad adicional para que mantengamos una comunicación fluida, usando los canales regulares. Este espacio se llevará a cabo una vez al mes y estaré atento y abierto a poder establecer conversaciones informales sobre aspectos que ustedes quieran conversar. En marzo, arrancaremos con este encuentro el viernes 9 de marzo de 7:10 a 9:00 am.

Por último, quiero enfatizar el impacto y el poder que tienen las palabras. Quiero invitarlos a ser conscientes de este poder y enfocar la energía a construir en conjunto el colegio que queremos.

 

Palabras del rector

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