Es importante recordar que todos somos únicos y diferentes, así como nuestro aprendizaje también lo es. Por esto es importante la cercanía con nuestros hijos, conocerlos y apoyarlos desde su individualidad.

Sara González

Profesora de mediación pedagógica de Básica - DAE

Las funciones ejecutivas, su desarrollo desde la infancia y el papel de los padres de familia en su promoción 

Las funciones ejecutivas son habilidades clave para la vida diaria. Nos ayudan a organizar nuestras ideas, planear actividades y adaptarnos a los cambios. Son fundamentales en el desarrollo académico y social de los niños, niñas y jóvenes, pues les permiten tomar decisiones, resolver problemas y gestionar sus emociones de manera efectiva.

Estos procesos cognitivos se desarrollan a lo largo de la infancia y la adolescencia, y muchos de ellos están ligados a otros procesos cognitivos de base y a habilidades determinadas por condiciones hereditarias. Sin embargo, lo que queremos resaltar en este artículo es la importancia que juega la educación en casa para potenciar estas habilidades, ya que su impacto se extiende a todos los ámbitos de la vida, incluido el académico.

Desde la infancia, sus hijos comienzan a desarrollar estas habilidades. En las primeras etapas, aprenden a controlar sus impulsos y detectar situaciones de riesgo; por ejemplo, cuando esperan su turno para hablar en lugar de interrumpir una conversación o cuando entienden que no deben tocar una estufa caliente porque pueden quemarse. Este control inhibitorio es una de las primeras funciones ejecutivas en consolidarse, ya que implica la capacidad de inhibir reacciones impulsivas ante situaciones que generan malestar o inconformidad.

En la infancia tardía, se empiezan a desarrollar habilidades como la memoria de trabajo, que permite retener información relevante para completar una tarea. Un ejemplo de esto es cuando un niño recuerda las instrucciones de un examen para responder adecuadamente o retiene una lista de compras antes de realizar una llamada. Además, en esta etapa emergen la flexibilidad mental y la planeación visoespacial. La primera se refiere a la capacidad de cambiar estrategias para resolver problemas, como cuando un estudiante encuentra una nueva forma de resolver un ejercicio matemático y logra explicarlo con claridad. La segunda implica organizar y coordinar mentalmente la disposición de objetos en un espacio para alcanzar un objetivo, como al distribuir la información en una hoja al hacer un póster para una tarea escolar.

Durante la adolescencia y el inicio de la vida adulta, se consolidan funciones ejecutivas más complejas, como la memoria estratégica, la planeación secuencial y la fluidez verbal. La memoria estratégica implica recordar y usar información de manera organizada para lograr un objetivo, aplicando estrategias intencionales para almacenar y recuperar datos. La planeación secuencial ayuda a organizar acciones en un orden lógico para alcanzar una meta, mientras que la fluidez verbal permite expresar pensamientos con claridad y coherencia, habilidades esenciales que no solo impactan el desempeño académico de sus hijos, sino que también es clave para la vida cotidiana y el futuro profesional.

Muchas veces damos por hecho que al llegar a la universidad o al mundo laboral, los jóvenes ya tienen estas habilidades consolidadas, pero en realidad, muchos adultos enfrentan dificultades para planear su tiempo, adaptarse a cambios o considerar diferentes puntos de vista. Aquí es donde la educación en casa juega un papel fundamental. Como padres, podemos fortalecer estas habilidades a través de hábitos y estrategias sencillas en el día a día:

    • Crear rutinas y hábitos: Establecer horarios y espacios constantes para las actividades diarias ayuda a los niños a organizarse y ser más autónomos.
    • Fomentar la autonomía y la responsabilidad: Darles pequeñas tareas y permitirles tomar decisiones contribuye a su independencia y confianza.
    • Estimular la flexibilidad cognitiva: Conversar sobre distintos temas y valorar diferentes opiniones ayuda a desarrollar un pensamiento abierto y adaptable.
    • Dar ejemplo: Ser conscientes de nuestras propias acciones y modelar la conducta que queremos ver en ellos.
    • Reforzar la perseverancia y el esfuerzo: Celebrar logros, grandes o pequeños, y enseñarles estrategias para manejar la frustración cuando algo no sale como esperaban.
    • Utilizar herramientas de apoyo: Aplicaciones como recordatorios, agendas y alarmas pueden ayudar en la organización diaria.
    • Trabajar la regulación emocional: Fomentar espacios de diálogo y reflexión sobre las emociones fortalece su inteligencia emocional y capacidad de afrontar desafíos.

      Cada niña, niño y adolescente es único y tiene su propio ritmo de aprendizaje. La clave está en acompañarlos, conocerlos y apoyarlos desde su individualidad. Como padres, no sólo influimos en el desarrollo de sus funciones ejecutivas, sino que también crecemos con ellos en este proceso. Al final, se trata de brindarles las herramientas necesarias para que enfrenten la vida con seguridad, autonomía y adaptabilidad.

        La planeación secuencial ayuda a organizar acciones en un orden lógico para alcanzar una meta, mientras que la fluidez verbal permite expresar pensamientos con claridad y coherencia, habilidades esenciales que no solo impactan el desempeño académico de sus hijos, sino que también es clave para la vida cotidiana y el futuro profesional.

        Viviana Dimaté

        Viviana Dimaté - Profesora de mediación pedagógica de Primaria - DAE

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