La empatía como el aceptar la diferencia, reconocer, valorar y respetar al otro, son habilidades que debemos desarrollar con todas las personas que nos rodean, sin importar el contexto, situación o momento de vida en que nos encontremos.
El poder de la empatía
Durante años hemos escuchado lo importante que es “ponernos en los zapatos del otro”, y cómo esto nos ayuda a tener mejores relaciones interpersonales, pero la empatía va mucho más allá de eso. Ésta nos permite ser más resilientes y tolerantes, a manejar y resolver conflictos, y a generar conexiones y relaciones reales, sanas, positivas y auténticas.
La empatía es una habilidad que nos permite comprender los sentimientos, emociones y situaciones de los demás; sin embargo, cuando realmente logramos tener empatía, entendemos todos los aspectos del otro, llegando a reconocer quién es, qué piensa y siente diferente a mí y, por lo tanto, valido sin juzgar y no trato de cambiar su perspectiva. Es así que llegamos a considerar que la empatía no es solamente una habilidad emocional, sino un pilar esencial para criar y educar personas comprensivas y sensibles a su entorno, el cual está cada vez más interconectado.
Como hemos dicho anteriormente, la empatía nos permite tener buenas interacciones y relaciones interpersonales y, siendo seres sociales, es importante que esto suceda para tener un buen crecimiento, salud (física y emocional) y desarrollo psico-socioemocional. Pero, ¿es posible trabajar y desarrollar esta habilidad?
Hay herramientas y estrategias para construir y trabajar la empatía, incluso y más importante desde la infancia. Acá vamos a compartir 6 elementos y/o estrategias básicas para desarrollar la empatía:
- Apertura y curiosidad: reconocer, validar, interesarme y preocuparme por el otro. Igualmente, abrirme y compartir experiencias, emociones y pensamientos, entendiendo que todos somos distintos.
- Comunicación asertiva: implica tener apertura, prestar atención e interés para que las personas implicadas se sientan comprendidas y escuchadas. Para esto es importante: llegar a acuerdos, honestidad, respeto, generar conversaciones donde todos participen y disposición.
- Conciencia del lenguaje verbal y no verbal: no todos nos comunicamos de la misma manera y por esto es importante conocer la forma en que me comunico y reconocer qué tanto mis palabras, como mi cuerpo y acciones, expresan y comunican externamente mi mundo interior.
- Valores compartidos: sin importar el tipo de relación que tenemos con el otro, es esencial compartir valores, ideas o creencias, pues estas permiten generar conexión, comprensión y entender diferencias.
- Confianza: aunque la confianza es una característica que se va construyendo y fortaleciendo con el tiempo y con experiencias, es importante creer que los demás tienen buenas intenciones, al igual que debo demostrar seguridad y bondad. Todo esto se da con: buenas acciones, apoyo, constancia, pidiendo perdón cuando debo y manteniendo mis promesas y compromisos.
- No juzgar: cuando juzgamos generamos juicios de valor y opiniones acerca de una persona, de manera definitiva. Por esto es importante que en nuestras relaciones busquemos la manera de apoyar de manera positiva, comprender y estar para el otro, sin necesidad de juzgarlo. Para esto debo: preocuparme por los demás, trabajar en mí, vivir en el presente y tratar al otro como me gustaría que me trataran a mí.
- Límites: sin importar el tipo de relación que tenemos, es necesario delimitar nuestras expectativas, lo que necesitamos, queremos y permitimos del y con el otro. Esto se hace de manera directa y con una comunicación asertiva para dar a conocer los límites tanto míos como de los demás.
Todas estas son herramientas que deben trabajarse con los niños y niñas durante su desarrollo y crecimiento. Para esto es importante mencionarlas y explicarlas abierta y explícitamente, pero la forma en que nos comportamos y damos ejemplo, es esencial. No solo como padres o profesores, es necesario que como adultos sigamos practicando y fortaleciendo estas estrategias y por ende modelando el comportamiento y las habilidades que nos permiten tener buen relacionamiento.
Finalmente, hay que dejar claro que tanto la empatía como el aceptar la diferencia, reconocer, valorar y respetar al otro, son habilidades que debemos desarrollar con todas las personas que nos rodean, sin importar el contexto, situación o momento de vida en que nos encontremos. Las relaciones son un eje central de nuestra vida y nuestro bienestar que, si trabajamos y desarrollamos desde edades tempranas, nos van a permitirnos tener un mejor desarrollo socioemocional a lo largo de nuestra vida.
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