La verdad que incomoda

Ago 17, 2022

Abrámonos a la posibilidad de ver y entender las diferentes posiciones.  Aprovechemos en los colegios para entender el informe de la Comisión, al igual que analicemos las posturas de las personas que lo critican. Hablemos, discutamos, conversemos y construyamos en conjunto el país que queremos para el futuro.

Camilo Camargo - Rector

La Comisión de la Verdad fue la entidad que el gobierno creó en 2017 para conocer y reconocer lo sucedido en el conflicto armado en Colombia y, de esta manera “sentar las bases para la no repetición, mediante un proceso de participación amplio y plural para la construcción de una paz estable y duradera”. Una entidad que a mi juicio ha hecho un ejercicio serio y dedicado para levantar la verdad teniendo en cuenta todas las voces. La verdad es incómoda y muy dura de aceptar y por eso ha generado tanta polémica.

Vivimos en una sociedad hipócrita, individualista y evasiva que le cuesta mirar a los ojos al otro cuando lo necesita o cuando se equivoca. Un ejemplo claro de ello es cuando manejamos en el carro y sabemos de reojo que alguien necesita de nuestra ayuda para pasar, pero preferimos no voltearnos y hacernos los que no vimos para que el otro piense que no nos dimos cuenta y por eso no lo pudimos ayudar. Así ha pasado con el conflicto armado en Colombia. Lo miramos de reojo, lo miramos como si fuera el problema de otros. Para bien o para mal, nos haya ido como nos haya ido, para todos los que nacimos y vivimos en Colombia lo que haya pasado con el conflicto armado y lo que siga pasando nos compete. Pero no nos compete solo desde nuestra visión y nuestra realidad, nos compete también desde las diferentes miradas. Como dice la célebre frase del autor estadounidense Mark Twain “Lo que nos mete en problemas no es lo que no sabemos, es lo que sabemos con seguridad pero que no es así”. Nuestra verdad no es la única realidad. Por eso rescato tanto el trabajo de la Comisión de la Verdad por mucho que incomode y apoyo su difusión en los colegios, como lo propone esta entidad.

Algunas personas están aterradas con esta idea porque sienten que tiene un sesgo político, otros creen que el informe contempla una verdad parcial y no total, otros dicen que la historia de lo que pasó la están escribiendo unos pocos, otros tienen miedo porque creen que el gobierno entrante lo que va a hacer es adoctrinar a los niños con mentiras sobre lo ocurrido, en fin… muchas posturas muy radicales y obtusas. Quienes critican el informe y su difusión no se están dando cuenta de la oportunidad de oro que tienen nuestros niños y jóvenes de conocer las diferentes perspectivas de la historia de su país desde la empatía, porque la vida que les tocó sí que los ha adoctrinado a pensar desde su propia realidad. Tampoco se están dando cuenta de la oportunidad que tienen nuestros niños y jóvenes de desarrollar y poner en práctica su pensamiento crítico. Si no les damos información de diferente índole a los estudiantes, entonces ¿cómo les vamos a enseñar a pensar?

Por supuesto que el informe, como cualquier otra información, no hay que tragarlo entero, hay que analizarlo, discutirlo, profundizarlo. Entender este informe les va a generar curiosidad por el otro, les va a enseñar a plantear soluciones, les va a enseñar a comprender el hoy y a cambiar el futuro. Tanto que hablamos de la construcción de paz, pero es que la paz no se soluciona con la firma de un acuerdo. Se soluciona entendiendo el país en el que vivimos, que va mucho más allá de las cuatro paredes de un salón de clases.

No difundir el informe de la Comisión de la Verdad es hacerle un daño a la democracia, es menospreciar el criterio de nuestros niños y jóvenes y es enseñarles que lo que no nos toca directamente no nos compete, como cuando vamos en el carro.

Nuestra historia es muy dolorosa, pero hay que aceptar que cosas horribles pasaron para poder construir hacia adelante. Muchos grupos, incluyendo guerrilla, paramilitares, bandas, fuerza pública, y la misma sociedad estuvieron involucrados y de forma activa o pasiva son responsables de lo qué pasó. Debemos reconocer que esto no se trata de buenos y malos, sino de qué pasó y qué podemos aprender sobre esa historia. Abrámonos a la posibilidad de ver y entender las diferentes posiciones. Aprovechemos en los colegios para entender el informe de la Comisión, al igual que analicemos las posturas de las personas que lo critican. Hablemos, discutamos, conversemos y construyamos en conjunto el país que queremos para el futuro.

Como lo dije en una entrevista reciente que me hizo la revista Semana, es muy importante que todos los colegios tomen una postura activa para entender lo que sale del informe de la Comisión y lo socialicen y lo hablen con los estudiantes de manera clara. Creo que tenemos una responsabilidad como sociedad de entender qué pasó.

Palabras del rector

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